Un ejemplo de ello son los Nukak Makú, una tribu que habita el sur del departamento del Guaviare en las que sus actividades siguen siendo las mismas que ejercieron sus antepasados: caza, pesca y recolección.
Durante centenares de años, incluso después de la llegada de Colón, los Nukak Makú vagaron por las selvas amazónicas sin saber de la existencia del hombre español, ni del criollo, ni del africano, ni de nadie.
Hasta hace unos veinte años era una tribu sin contacto con la civilización.
El primer encuentro fue pacífico, hasta el punto de que los Nukak trajeron a sus mujeres e hijos que esperaban en los bosques, pero las consecuencias de este choque cultural nadie las podría imaginar.
Veinticinco años después de su primer contacto con el mundo exterior, las consecuencias del encuentro continúan amenazando su supervivencia. Tras la persecución que sufrieron a finales del siglo XIX y comienzos del XX durante la llamada Fiebre del caucho, donde fueron capturados con fines de explotación y después de que la colonización ganadera invadiera su territorio, los Nukak-Makú han tenido que trabajar para grupos al margen de la ley para poder sobrevivir en tierras prestadas.
Ahora podemos encontrar en el corazón de la Amazonía a los últimos Nukak-Makú, que en lugar de caminar por la selva, tienen que trabajar como "raspachines" (recolectores de hoja de coca) para que la guerrilla no los asesine cruelmente.
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